sábado, 1 de septiembre de 2012

Rememorando el pasado.

Las cosas habían cambiado, su mirada ya no transmitía esa sensación cálida de antes. Sus sentimientos se fueron con él, a un lugar muy lejano y extraño del cual yo desconocía su existencia. Un golpe de aire frío entró por mi ventana y consiguió hacer que se me quedara el corazón helado y de piedra. Tragué saliva, respiré profundamente y traté de recapacitar. Esto no me está pasando a mi. -Pensé- Es solo un sueño del que me voy a despertar. Decidí pellizcarme la muñeca, pero me dolía. Estaba convencida de que todo sería un sueño, pero me equivocaba, era real, había sucedido en décimas de segundo, demasiado rápido como para acostumbrarme. De repente, una sensación que me encogía por dentro se apoderó de mi, y sin quererlo empecé a derramar lágrimas como una tormenta de verano en las noches del mes de agosto. Me sentía apagada, derrumbada y desconcertada. Abrí un cajón de la mesilla de noche, allí estaba ese precioso álbum de fotos que observaba todas las noches antes de sumergirme en un feliz sueño junto a la persona que quería. Ojeé todas fotos, reviví esos recuerdos tan maravillosos que habían sucedido hacía a penas unos meses. Rabia, impotencia, eran dos sentimientos que se apoderaban de mi en aquel momento. ¿Por qué? No dejaba de hacerme la misma pregunta una y otra vez. Lamentablemente no encontraba la respuesta, puede que en realidad nunca quisiera saberla o la descubriera con el paso del tiempo, en aquellos momentos no me paré a pensar en todo aquello. Decidí tumbarme de perfil en un lado de la cama, junto a un cojín, su cojín. Me acerqué a él y apoyé la cabeza. Ese olor, su olor fresco, - me recordaba a un bote de colonia con forma de pinocho que me regaló mi abuela cuando era pequeña y pasábamos las tardes recorriendo sitios preciosos, cada día uno diferente.- producía en mi un sentimiento de añoranza desesperada e incontrolable.
Le conocía y sabía que todo esto era por una razón. Era consciente de que el no sabía como actuar y decidió ir por el camino fácil en vez de quedarse y luchar por esa sensación que recorría su corazón. Lo lamentaría, pues en mi había encontrado lo que en ninguna encontraría, pero de eso se percataría en un tiempo.

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