Es tarde y hace frío, la calle está desierta a estas horas y reina la paz y la tranquilidad.
Los recuerdos me matan, viven en mi como un presente continuo, no hago más que recordar aquel flashback continuamente, mis ojos lo ven a diario, sueño con ello, me persigue aquel momento en que todo ocurrió.
Caminabas lentamente, después de haber estado toda la tarde conmigo, te alejaste de mi un segundo, y noté que algo iba a ocurrir, sentía tu perdida eterna, tu alma en manos de otra persona y tu corazón sin los palpitos necesarios.
Tuviste que marcharte, pues ya era tarde, tomaste la puerta, saliste y yo me asomé a la ventana para verte, te acercabas al coche, te giraste para verme y decirme adiós, es como si presintieras que ibas a marcharte, y de repente, te volviste a girar y en ese preciso momento, alguien se llevó tu vida por delante.
En aquel momento, mi corazón se paró repentinamente, no supe que hacer ni como sentirme y el instinto me decía que bajara rápidamente para verte por última vez.
Salí corriendo hasta llegar a ti, y en ese momento vinieron ambulancias, coches de policía y demás. Todos estaban hablando y yo no quería escuchar nada entre tanto barullo, me acerqué y te mantuve entre mis piernas.
El tiempo transcurría y notaba como tu corazón latía cada vez con menos fuerza, me cogiste de la mano, y finalmente te fuiste para siempre, abandonando mi alma y rompiendo mi corazón con el peor golpe que puede recibir.
Aún recuerdo aquellas ultimas palabras de despedida que salieron de tus labios, pues el recuerdo permanecerá en mi corazón eternamente.